El paso de los años, a lo largo de las casi cuatro décadas de reinado de Juan Carlos I, ha extendido el papel del monarca desde lo político a lo empresarial, donde se ha convertido en un embajador de primera magnitud para la empresa española. Reconocido fue su papel en la adjudicación de la mayor obra de ingeniería ejecutada por compañías españolas hasta el momento, el AVE entre Medina y La Meca, con contratos para 11 compañías por más de 6.700 millones de euros y trabajo para la siderurgia española. Y precisamente ha sido en Arabia, junto a otros destinos en Oriente Medio, donde se ha desarrollado la última misión comercial del monarca con destacados miembros del Gobierno y 28 altos representantes empresariales. “El papel del rey es sencillamente fundamental en Oriente Medio. Es, quizás, la figura con mayor reconocimiento de Europa”, explica uno de los participantes en esa gira económica.

El de las infraestructuras ha sido uno de los campos que más ha disfrutado del apoyo de Juan Carlos I, que ha vendido las virtudes del AVE en cada una de sus salidas. EE UU, Brasil, Arabia Saudí, Emiratos Árabes o Turquía son algunos de los países que han seguido de cerca el desarrollo del tren rápido español. Otro hito, como es el de la ampliación del Canal de Panamá a cargo de Sacyr, también ha contado con un seguimiento cercano de Zarzuela, especialmente cuando surgieron tensiones entre los contratistas y el Gobierno panameño.

Antes de participar en las jornadas sobre el Tratado de Libre Comercio Transatlántico (TTIP), que hoy ha organizado la Casa de América, el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, ha asegurado que don Juan Carlos “ha sido siempre el mejor embajador de España para la empresa española. No creo que podamos pensar en nadie mejor en estos 40 años de apoyo a la empresa”.

Los de la automoción y el turismo son otros dos campos en los que el Rey ha desempeñado un papel relevante. El 20 de mayo fue la factoría de Mercedes en Vitoria la que recibió la visita real. Se presentaba la producción de dos nuevos vehículos: el monovolumen Clase V y una nueva furgoneta Vito. Don Juan Carlos acababa de aterrizar procedente de Arabia y, bastón en mano, revisó la cadena de producción de la que es la segunda mayor planta del mundo para vehículos de su clase. Mercedes ha invertido 190 millones en su renovación. El Rey almorzó con los responsables de la marca alemana, que garantiza producción en España durante años. Los libros de honor de otras factorías en este país, como la de PSA en Vigo, la de Ford en Almussafes o la de Renault en Valladolid guardan estampada la firma de Juan Carlos de Borbón.

Y reiteradas han sido las ocasiones en que el monarca ha cortado la cinta en Fitur, la mayor feria española dedicada al turismo, donde siempre ha destacado el papel primordial de este sector como motor de la economía española.

La pesca, especialmente en el pulso que España ha mantenido desde siempre con Marruecos; el campo de la energía, y la industria pesada, también han contado con la mirada atenta desde Zarzuela. Más enfocada a buscar un futuro para España en la esfera económica mundial está la Fundación para la innovación Tecnológica Cotec, de la que el Rey Juan Carlos es cabeza visible.

Relaciones estrechas

Son muchos en el mundo de la economía quienes pueden hablar de una relación estrecha con la Familia Real. El monarca ha seguido muy de cerca a lo largo de la crisis las evoluciones del Consejo Empresarial de la Competitividad: “Tenéis que arrimar el hombro para crear empleo”, exigió en marzo de 2012 a 17 de los principales empresarios del país. Al Rey se le reconoce, desde siempre, máximo interés por el diálogo entre patronal y sindicatos.

El jurista Antonio Garrigues Walker ya ha dicho esta mañana que la abdicación del rey «es una noticia muy positiva y muy importante para el futuro de nuestro país». La decisión se ha tomado, desde su punto de vista, «con mucha prudencia y con buen instinto».

Florentino Pérez, presidente de ACS y del Real Madrid, recibió su felicitación en el palco cuando el club blanco ganó su décima Copa de Europa días atrás. Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL y miembro del primer Gobierno de la monarquía es otro de los que disfruta de cercanía con el monarca, al igual que la familia Entrecanales, Juan Abelló, Emilio Botín, César Alierta o Antonio Vázquez. Precisamente fueron Vázquez y el presidente de Iberia, Luis Gallego, quienes pasaron en abril por Zarzuela para explicar al Rey cómo había quedado la reestructuración de la aerolínea y su apuesta de futuro. Uno de los nuevos Airbus 330 incorporado a la flota de Iberia lleva el nombre de Juan Carlos I. Se trata del avión que llevará a la Selección Española hasta el Mundial de Fútbol de Brasil.

Atrás quedan años en los que el Rey se rodeaba de notables de la economía, tachadas entonces como «amistades peligrosas» por un periodismo que se atrevía con la incipiente crítica a esta figura de la máxima relevancia de la transición y, por extensión, de la historia de España. Manuel Prado, Mario Conde, López de Arriortua o Francisco Sitges eran algunos de los que tenían mayor trato personal con Don Juan Carlos.

Finalmente ha sido una trama de presunta corrupción política, la del caso Noos, por la que está imputado el yerno del Rey, Iñaki Urdangarín, la que puso en jaque a la imagen de la familia real en 2011. «La justicia debe ser igual para todos», llegó a proclamar en su mensaje navideño, haciendo alusión a la necesaria honestidad que debe presidir el trabajo y representación en el ámbito público. A este momento crítico se sumó una cacería a la que el Rey acudió en Botsuana en 2012 y que se mantuvo en privado hasta que el monarca sufrió un accidente. El viaje de placer se celebró durante una de las semanas más duras para la economía española, lo que motivó, en un gesto sin precedentes, que Juan carlos I pidiera perdón a los españoles y prometiera que no volvería a suceder.

A partir de sucesos como estos, Juan Carlos I ha intentado remontar a base de trabajo, especialmente en la esfera internacional, donde ha paseado el mensaje de la Marca España.