El rey Juan Carlos recordó ayer la labor que el Gobierno español viene haciendo desde 1986 para estrechar lazos con América Latina, pero reconoció que esa tarea excede con mucho las capacidades de España, y aseguró que para llevarla a cabo se requiere la ayuda de la Comunidad Europea. «Queremos marcar una dirección que apunta hacia el interés estratégico común de Iberoamérica y Europa (…)», afirmó el Monarca en un discurso que pronunció ayer ante el plenario del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Treinta y seis horas después de ser alabado en Nueva. York por contribuir a borrar la. «humillación pública» que en 1492 sufrieron los judíos expulsados de España por Isabel la Católica, don Juan Carlos empezó la jornada de ayer con una ofrenda floral ante la estatua de esa reina que el Instituto de Cultura Hispánica donó a la OEA para que la colocase en la explanada ante su sede en Washington.

Tras las palabras de bienvenida del presidente del Consejo Permanente, el boliviano Rolón Anaya, el Rey pronunció ayer su tercera alocución ante esta organización que intenta promover la. solidaridad y la colaboración entre 34 Estados del Nuevo Continente, incluidos EE UU y Canadá, y ante la que España goza del estatuto de país observador.

«Quisiera evocar en este momento muy particularmente», subrayó don Juan Carlos en un párrafo añadido a última hora a su intervención, «la urgencia en la recuperación de las libertades en Haití», donde un golpe militar derrocó la semana pasada al presidente Jean Bertrand Aristide. A renglón seguido deseó a la OEA, que acaba de imponer sanciones económicas al régimen castrense, «éxito» en su empeño por restablecer la democracia en la isla.

Don Juan Carlos recordó que España ha superado «la vía del discurso retórico» con América Latina. Materializa ahora la ayuda a sus ex colonias a través de los Tratados de Cooperación y Amistad, así como en el seno de la CE, donde «ha contribuido a cambiar, en ciertos casos de manera decisiva, la actitud de los socios comunitarios hacia Iberoamérica».

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Dicho esto, precisó: «La dimensión de los retos iberoamericanos excede con mucho, si no nuestra voluntad, sí nuestra capacidad. Que tales retos se resuelvan no es una cuestión accidental. En ello va el propio peso de España y su proyección como país en el mundo. La comprensión de este nexo y su actualización en hechos es lo que da, quizá por primera vez en muchos años, sentido y coherencia a las relaciones entre España y América».

Mientras doña Sofía visitaba por la tarde, acompañada por Barbara Bush, la esposa del presidente de EE UU, el Hospital Nacional de Rehabilitación, el Monarca acudió a la sede de otra institución continental, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Dedicado a fomentar el crecimiento económico de Latinoamérica, el BID recibe una aportación española a través de un fondo del V Centenario que asciende a casi 70.000 millones de pesetas. Los recursos totales puestos por España a su disposición se elevan a más de 100.000 millones.

El Rey tuvo allí, probablemente, las palabras más cariñosas de su viaje cuando se dirigió al presidente del BID, el uruguayo Enrique Iglesias, al que aseguró considerar «un poco nuestro». Nacido hace 61 años en Asturias, Iglesias sigue teniendo profundas vinculaciones con su país de origen, a pesar de su prestigiosa trayectoria en varias instituciones internacionales y en Uruguay, donde fue canciller.

La visita de la pareja real a EE UU concluyó con una cena en la National Gallery, donde la víspera había inaugurado una exposición que describe el estado del mundo en 1492 (Circa 92). La contribución española al evento es escasa porque, según fuentes diplomáticas, tanto los museos públicos como las instituciones eclesiásticas se han resistido a prestar varias obras de arte. Don Juan Carlos recibirá hoy en Toronto (Canadá) la investidura de su Universidad como doctor honoris causa en Derecho.