El embajador español, junto con el secretario de la. embajada, Eduardo Aznar, se ocupan en Lagos de resolver los trámites administrativos con la Jefatura del Estado y los ministerios del Interior y Exteriores. Mientras, el canciller, Alfredo Partearroyo, se trasladó a Borp Hartcourt para preparar los contactos con las autoridades policiales y carcelarias de esa ciudad.En Port Hartcourt se encuentran también la esposa y una de las hijas del capitán Peciña, a quienes el embajador español transmitió en la misma noche del miércoles la noticia de la liberación de éste. «Ambas», dice el embajador recién llegado hace sólo 15 días a Lagos, «se emocionaron enormemente al conocer la noticia».

El capitán Peciña conoció el hecho inmediatamente y en la mañana del jueves fue visitado por el canciller español y por su familia. No ocultó, obviamente, su satisfacción por su próxima salida de Nigeria aunque, según el embajador, «no se encuentra ansioso y ha mostrado una gran serenidad».

El canciller y la familia le visitan ahora diariamente, mientras esperan que la ejecución de la orden del máximo órgano militar sea llevada a cabo en las próximas horas.

Viaje real

El embajador español en Lagos ha confirmado a este periódico que se está preparando la visita del Rey de España a Nigeria, aunque afirma no haber recibido todavía información oficial sobre ella y sobre la posible fecha, y ha negado que ésta tuviera relación alguna con la puesta en libertad del capitán Peciña.

Fuentes de la embajada en Lagos también han negado rotundamente que las gestiones del armador del buque que capitaneaba Peciña, José María López Tapia -entre ellas una demanda interpuesta en Las Palmas contra un buque nigeriano por piratería-, hayan influido de alguna manera en esta decisión.

Otras fuentes diplomáticas españolas aseguraron que, en todo caso, esas gestiones han podido perjudicar el largo proceso diplomático y jurídico que ha culminado con la liberación del capitán.

López Tapia recibió por vía interpuesta un mensaje de altos funcionarios del Ministerio español de Asuntos Exteriores en el que le comunicaban su desacuerdo con la demanda que había interpuesto en Las Palmas, por la que pedía al Gobierno de Lagos 7 millones de dólares (casi 1.000 millones de pesetas).

La demanda era considerada por la diplomacia española «muy peligrosa e inconveniente». López Tapia aseguré ayer que pensaba seguir adelante con la demanda, que fue rechazada ya en primera instancia.

El capitán Peciña se encuentra actualmente bien de salud, aunque con algún pequeño problema en la vista. En los últimos tres meses el régimen de visitas en la cárcel se había endurecido y sólo podía recibir dos cada 15 días aproximadamente (la de su familia y la de las personas de la embajada).

Peciña había conseguido en la cárcel que un preso nigeriano le cocinara algunos alimentos a cambio de proporcionarle algunos de ellos. El capitán también recibe comida de un hotel de Port Harcourt, donde se encuentra hospedada su familia desde que éste se encuentra encarcelado en Nigeria. Todos los gastos de Pecifia y su familia son pagados por la embajada española en Nigeria y por el Instituto Social de la Marina.

Esperando la libertad

Según las personas que le visitaban en la cárcel, Peciña no practicaba ningún hobby y no parecía aceptar que fuera a permanecer mucho tiempo encarcelado en Nigeria. Normalmente, estaba siempre pensando en el estado en que se encontraba la revisión de su condena.

El capitán, con la importante colaboración de la embajada española, presentó un recurso de revisión de su condena que fue el que ha sido estudiado por la comisión nigeriana que ha revisado las condenas pendientes de cumplimiento y cuyas recomendaciones han culminado con la orden de anulación de su condena e inmediata puesta en libertad.

Peciña fue condenado a muerte y posteriormente conmutado a cadena perpetua durante la etapa del régimen militar del general Buhari, derrocado en agosto de 1985 por un golpe de Estado dirigido por el general Babangida, actual jefe del Estado de Nigeria. Éste ha suavizado el régimen de este país y puso en marcha desde que llegó al poder la comisión que ha revisado 130 casos, sobre los cuales ha decidido recientemente.

En la mañana de ayer, el capitán Peciña ha sido nuevamente visitado por el canciller de la embajada y por su familia y se encontraba visiblemente emocionado y esperando, en un ambienté de calma, su salida definitiva de la cárcel, según han transmitido fuentes próximas a la familia.