El Rey se entrevistará hoy en Brasilia con el presidente Figueiredo, dando así comienzo a su visita oficial a Brasil. En la mañana de ayer (noche del sábado en España), los Reyes, cuya visita es la primera de un jefe de Estado español a este país, fueron recibidos en el aeropuerto de Brasilia por el presidente de la República Federativa, Joáo Baptista Figueiredo, tras lo que comenzaron una jornada de estancia privada en el Estado brasileño de Bahía.

Entre otras actividades, el Rey ofreció una recepción en el Palacio de Itamaraty (cancillería) a los embajadores acreditados en Brasilia, y por la noche los monarcas fueron agasajados con una cena de gala en el palacio presidencial de Planalto.Ayer, los Reyes dieron por terminada su permanencia particular en Salvador, atendiendo a la colonia española y haciendo turismo meteórico por esta antigua capital brasileña, mágica ciudad colonial portuguesa, con 165 iglesias, con todo el misterio de los ritos afrobahianos en sus calles, y la alegría de vivir de sus gentes, que pueden convertir un autobús urbano en una fiesta abigarrada y multicolor de ritmo y de cánticos.

Los Reyes pudieron saludar al llegar a la ciudad a su primo Pedro Carlos de Borbón Orleans y Braganza, tataranieto de Pedro I de Brasil, alojado en su mismo hotel. A primera hora de la mañana del domingo, aún con la ciudad dormida, la comitiva real asistió a misa y visitó el Museo de Arte Sacro, el más importante del país, que recoge piezas portuguesas e indoportuguesas del siglo XVII y algunas del siglo VII traídas de Portugal.

Entre la expectación de los bahianos y los vítores de los españoles y sus descendientes, acudieron a la catedral, al Beleorinho, cuyos adoquines están pulidos por las plantas de los esclavos en su arribo centenario, Unhao, con su salón de castigos y lonja de carne humana. Periodistas y séquito deambulando entre las infinitas funerarias de la ciudad alta, escudriñando ataúdes de todos los modelos ante la risa deslumbrante de los negros bahianos, sudorosos, embutidos en sus trajes, braceando en el aire espeso de la ciudad, debíamos de parecer extraterretres entre cientos de cuerpos magros y sueltos en bañador o camiseta.

Intensificar intercambios

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete. Suscríbete

Joáo Turval, gobernador del Estado, ofreció a los Reyes un almuerzo en su palacio, seguido de un espectáculo folklórico. El Rey aludió en su brindis a la pujanza del Estado de Bahía, el de mayor desarrollo industrial brasileño en los últimos 10 años, y a la cooperación entre los dos países. «España», dijo el Rey, «tiene una importante colonia en Salvador. En base a su dinámica presencia, albergamos la esperanza fundada de que los intercambios entre España y Bahía se intensifiquen y adquieran mayor diversidad para mutuo beneficio…».El gobernador ha tenido que desmentir a la Prensa bahiana -por otra parte emperrada en hacerle entrevistas al Rey aunque sea en el aeropuerto y a grito pelado- el que haya tratado con el monarca español un hipotético contrato entre la Armada brasileña y la Empresa Nacional Bazán («eso es cosa de los respectivos Gobiernos»). La Marina brasileña dispone de una base con astilleros en Aratú (Bahía), que podría ser utilizada por la Bazán para la construcción de buques mediante la formalización de una empresa mixta hispano-brasileña. Es un negocio aún en el alero que interesa a ambas partes, pero que está encontrando algunos recelos infundados por parte brasileña.

Ya en la tarde, antes de que la noche del trópico cayera como un telón que pone fin a la función del día, de golpe, sin crepúsculo, los Reyes visitaron el casi centenario Hospital de los Españoles y recibieron en el Club Español a esta colonia industriosa y sufrida, en la que ya nacen muchachitos y muchachitas de cabellos crespos y piel negra que agitan entusiasmados la bandera de España en el noroeste brasileño.

Entrevista con el presidente brasileño, Joáo Baptista Figueiredo, en página 2