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En una sala del aeropuerto, el Rey de España, acompañado por el general Eanes, dirigió un breve saludo al pueblo portugués: «Al volver a pisar tierra portuguesa, quiero decir cuánta satisfacción y alegría nos embarga a la Reina y a mí. Hemos esperado este viaje con ilusión y conciencia plena de su significado histórico.» «Estamos iniciando -prosiguió el Rey- una nueva etapa de relaciones con compenetración auténtica y mutuo respeto, buscando un futuro de prosperidad dentro de los grandes principios de igualdad soberana.»
A la salida del aeropuerto, los Reyes de España y el presidente de la República portuguesa fueron saludados cariñosamente por varios cientos de personas que se agolpaban en el exterior. Se pudo ver una pancarta de pequeñas proporciones en la que se reivindicaba la ciudad española de Olivenza (Badajoz) para la soberanía portuguesa.
En una comitiva flanqueada por más de cincuenta motoristas, los Reyes se dirigieron al palacio de Queluz, a quince kilómetros de Lisboa, que será su residencia oficial durante los tres días de la visita. Tras descansar brevemente, don Juan Carlos y doña Sofía se trasladaron al palacio de Ajuda, donde, en presencia de las primeras autoridades de Portugal, tuvo lugar una ceremonia de intercambio de condecoraciones. En el mismo palacio, el presidente Eanes les ofreció una cena que terminó bien entrada la noche.
El ambiente que rodea la visita de los Reyes de España se caldeó ayer gracias a la atención que prensa, radio y televisión le han dedicado. Toda la prensa recogió en primera página el mensaje que la noche anterior, a su llegada, transmitió a través de la Radiotelevisión portuguesa don Juan Carlos.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Portugal señalaron a EL PAÍS la importancia que concedían a la visita de los Reyes de España «en un momento en que los dos países se encuentran a las puertas del Mercado Común». «Este hecho -añadieron- y las tensiones naturales que se podrían derivar de las respectivas negociaciones con Europa, aconsejan que, simultáneamente, España y Portugal intensifiquen de una forma real sus relaciones bilaterales.» El ministro de Asuntos Exteriores de Portugal se ha mostrado siempre partidario de que la Comunidad Económica Europea no haga un bloque con la Península Ibérica, de forma que Portugal no vea condicionado su ingreso en la CEE a España. En su departamento ministerial se insiste en que Portugal solicitó el ingreso antes que España, y que debe ser atendida con preferencia. Además, afirman, Portugal forma parte de la OTAN desde hace años y colabora en los sistemas de defensa de Europa occidental.
Por lo pronto ha surgido un nuevo problema: varios pueblos del distrito portugués de Villarreal, al norte de Extremadura, enviaron ayer una carta al presidente de la República para pedirle que intervenga personalmente cerca del Gobierno español a fin de impedir que se instalen centrales nucleares cerca de la frontera o en ríos que desemboquen en Portugal. Fuentes cercanas a esos ayuntamientos indicaron que pensaban hacer llegar una petición similar al rey don Juan Carlos.
En el brindis, don Juan Carlos observó que el pueblo portugués y el español habían vivido hasta ahora «más de espaldas que de frente», e hizo un llamamiento, dadas las nuevas circunstancias que propician un reencuentro, a una nueva etapa de amistad y cooperación entre las dos naciones, de la que el tratado sustitutivo del Pacto Ibérico debe ser el instrumento, en palabras del Rey. El presidente Eanes contestó al brindis en el mismo sentido.