El Rey retrocedió hoy casi cuatro siglos en la historia de España, al contemplar en la base naval que la Royal Australian Navy tiene en la bahía de Sydney un cañón que perteneció a la Corona Española.

Don Juan Carlos reconoció en el hierro fundido el escudo de su antepasado Felipe III quien, a principios del siglo XVII, en su condición de rey de la Nueva España (que incluida Filipinas) regaló la singular pieza de artillería a un emperador chino. El cañón fue fundido en Valparaíso, puerto de arribo y partida de los galeones españoles que hacían la ruta entre Cantón y las colonias españolas, pasando por Manila.

La singular pieza con inscripciones en latín y caracteres chinos pasó a manos inglesas en el siglo XIX, tras una de las batallas de la denominada Guerra del Opio y se quedó en Sydney base de los barcos de la Royal Navy inglesa. Don Juan Carlos y doña Sofía han visitado esta tarde la base naval australiana, en donde a partir de 2014 fondearán tres fragatas y un buque anfibio, con diseño y tecnología de Navantia.

La empresa naval española firmó, hace tres años, un contrato para la fabricación de esos barcos de defensa por valor de 1.500 millones de pesetas: el desarrollo del proyecto procurará la plena ocupación de casi 3.000 trabajadores de los astilleros de El Ferrol y San Fernando. Navantia ganó la batalla en plan armada invencible, ya que los contratos con la Royal Australian Navy se consiguieron a raíz de una escala que realizó en Sydney, en 2004, la Álvaro de Bazán, una fragata de la armada española, cuya tecnología y prestaciones encandilaron a los altos mandos de la marina australiana, históricamente vinculada a la Royal Navy inglesa.

Ayer, el Rey no podía disimular, ante los máximos jefes de las armadas española y australiana, su orgullo por el éxito de la industria naval española y, sobre todo, porque los contratos garantizan miles de puestos de trabajo en un sector que en los últimos años ha sido severamente castigado por la crisis.

En estos momentos Navantia tiene contratos, por valor de 6.000 millones de euros para construir barcos para las armadas de España, Australia, Venezuela, Noruega y Malasia. La jornada de los Reyes en Sydney, segunda etapa, tras Canberra, de su viaje de Estado a Australia, tuvo marcado acento español, ya que se inició con la inauguración de un Instituto Cervantes, el primero que se abre en Australia en el que además de castellano, se impartirán clases de las tres lenguas cooficiales en España, catalán, euskera y gallego.

El viernes, don Juan Carlos presidirá la inauguración de un encuentro empresarial hispano australiano y, con doña Sofía, ofrecerá una recepción a la colectividad española tras cuya celebración emprenderán viaje de regreso a España.