Luxemburgo obsequió con un cálido -y caluroso (las temperaturas alcanzaron los 28 grados)- recibimiento a los reyes don Juan Carlos y doña Sofía que iniciaron ayer una visita de Estado al ducado de tres días. El viaje de Estado comenzó con un ajustado programa: solemne ceremonia de bienvenida con inspección de la guardia de honor, la interpretación de los himnos oficiales -con el Rey y el Gran Duque delante de las banderas y sus consortes observando el acto desde la lejanía- y la presentación de las delegaciones de ambos países. Después tuvo lugar un almuerzo privado y, a continuación, se dio paso a dos importantes citas del programa. La compañía real se dirigió al Monument national de la solidarité luxembourgeoise para depositar una corona de flores; el Primer Ministro de Luxemburgo, Jean Clause Juncker, fue el acompañante en este acto de [don Juan Carlos] y [doña Sofia].

Tras el acto ceremonial ante el monumento a la resistencia, los soberanos españoles, acompañados por los Grandes Duques, caminaron por el centro de la ciudad, desde el Palacio Ducal, pasando por la escultura ecuestre de «Nuestro Rey y Gran Duque Guillermo II» y por la plaza dedicada al mismo monarca, hasta el Ayuntamiento. A lo largo del trayecto, recibieron numerosas muestras de afecto de los luxemburgueses que se encontraron a su paso. Una vez en el edificio municipal, se hizo entrega a doña Sofía de un ramo de flores, se interpretó un breve pieza musical, se leyeron los discursos y se hizo el intercambio de regalos. Pero la anécdota más destacable de la jornada tuvo ocasión cuando todos los presentes, incluidos los Reyes, entonaron el Cumpleaños feliz al Gran Duque Enrique, que cumplía 52 años. Al final de la tarde, la [reina Sofía] visitó el nuevo museo de arte moderno Gran Duque Juan (Mudam), mientras el rey Juan Carlos mantenía encuentros en el palacio con diversos representantes políticos luxemburgueses y el Presidente del Parlamento.